DEFINICIÓN
Suele definirse como “un escrito en prosa, generalmente
breve, de carácter didáctico, en el que el ensayista aborda, desde un punto de
vista personal, temas diversos con gran flexibilidad de métodos y clara
voluntad de estilo” (D. Estébanez).
CARACTERÍSTICAS
El ensayo presenta similitudes con otras manifestaciones
literarias, pero también con los textos científicos.
1. Cualquier tema puede ser objeto
del ensayo: temas críticos, políticos, sociológicos, históricos,
biográficos, concernientes a la vida cotidiana, informaciones de interés
actual… Es habitual que el autor aporte ejemplos de su propia
experiencia.
2. El ensayista expone y argumenta de
forma personal. El ensayo es subjetivo. Al no dirigirse a lectores
especializados es frecuente el uso de recursos literarios
3. Brevedad. El ensayista no pretende
ser exhaustivo en el tratamiento de los temas.
4. Intención dialogal: el ensayista
pretende comunicarse con sus lectores, por ello este género tiene relación con
la literatura epistolar. La figura del lector no especializado adquiere
relevancia al condicionar la forma de exposición de las reflexiones del
autor.
5. Carece de una estructura
predeterminada, no tiene un orden lógico y sistemático y son frecuentes las
digresiones. Su objetivo es sugerir e incitar al lector a la reflexión.
6. Voluntad de estilo: el ensayista
es consciente de que se espera de él una cualidad estética en la expresión de
sus ideas
7. Se encuentra entre el artículo y
el tratado, ya que es más largo que el artículo periodístico, pero más breve
que el tratado científico o filosófico. Hay un parentesco con
determinados subgéneros periodísticos (columna, artículo de
opinión…), por ello la generalización de la prensa escrita ha facilitado el
cultivo del ensayo. Está también relacionado con géneros como la carta, la
autobiografía, el diario, la prosa didáctica y científica…
8. Está vinculado a la
realidad en la que surge y pretende incidir sobre ella. La ficción no
tiene cabida en el ensayo.
9. Las formas de elocución más
utilizadas son la exposición y la argumentación
NÓMINA DE AUTORES
España es, junto con Francia e Inglaterra, una de las cunas
del ensayo y uno de los pilares del ensayismo europeo. El ensayo alcanzará su
máximo florecimiento durante el s. XX y se convierte en medio de expresión
habitual entre los distintos grupos y movimientos literarios.
Generación del 98: (Unamuno) muestran en sus
artículos y ensayos preocupación por el presente y el devenir de España.
Evolucionan desde un inicial racionalismo crítico hacia posiciones más
moderadas y sentimentales.
Novecentismo: (Pérez de Ayala) los autores novecentistas lo
cultivan como género apto para expresar la inquietud de sus deseos. Están
vinculados a la Institución Libre de la Enseñanza y son herederos del
regeneracionismo del 98. Gracias a su sólida formación universitaria son
especialistas en varias ramas: filosofía (Ortega y Gasset y Eugenio D’Ors),
historia (Sánchez Albornoz) y medicina (Ramón y Cajal). Además comparten un
espíritu científico, optimismo por el porvenir de España, vocación europeísta y
talante liberal y elitista.
En los años 40, el género de adapta a la nueva
situación política. Además, debido al exilio de gran parte de los
intelectuales cercanos a la República tras la guerra civil, en la posguerra se
produce un gran vacío en el género ensayístico.
En los años 50, empieza a desarrollarse
un ensayo de opinión en el ámbito universitario, donde autores como
Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo o López Aranguren muestran su inquietud
por conectar con los problemas que traspasan los límites de la España oficial.
Desde los años 50, el ensayo ha derivado hacia formas que han difuminado aún
más las características específicas el género, por ello se podrían incluir
dentro de él las formas de pensamiento relacionadas con la filosofía, la
historia, la crítica…
En los años 60 y 70 algunas editoriales como
Tusquets o Anagrama difundieron el pensamiento extranjero mediante traducciones
o textos divulgativos. Además numerosas revistas (Cuadernos para el diálogo,
Cambio 16, Triunfo) actuaron como agentes impulsores de esos deseos de
transformación. Es un ensayo de carácter político-doctrinal.
En los años 80, se desarrolla un ensayo de
carácter ético y estético, guiado por la voluntad de acercamiento al lector.
Por otra parte, tras la muerte de Franco, en esta época ya existía libertad de
prensa y se había normalizado la vida cultural.
En la actualidad las tendencias temáticas
dominantes son la reflexión ética, la omnipresencia de los medios de
comunicación y las nuevas formas de ocio. En cuanto al estilo, se emplea
un lenguaje sencillo y comprensible para el lector común. Esto se
debe al hecho de que la mayor parte del ensayo nace en el medio periodístico,
que es el medio más inmediato y eficaz para la transmisión de ideas.
Aunque no se puede resolver satisfactoriamente la cuestión
nominativa, puede hablarse de cierta afinidad en el discurso entre García Calvo
y Fernando Savater, Juan Marichal y José Carlos Mainer, Tuñón de Lara y José
Luis Abellán.
* En
cuanto a la filosofía, a finales de los años 60 comenzaron a
traducirse obras francesas (Foucault…) y en la producción ensayística
de los años siguientes se muestra esta influencia en temas como la lingüística
o la sociología. El pensamiento marxista ocupa otra rama importante
en autores como Tierno Galván, Bueno o Sacristán. También se habla de
una vuelta de Nietzsche (Savater, García Calvo…) y de una sustitución
progresiva de la filosofía del compromiso por temas más acordes con la
“modernidad”: poder, pasión, felicidad… (Eugenio Trías, Vidal Peña, Fernando
Savater, Javier Muguerza…)
*
En los estudios literarios aparece una
crítica que pone en práctica aparatos de análisis relacionados con la
semiología, el estructuralismo y la estética de percepción (José Carlos Mainer,
Antonio García Berrio, Isabel Paraíso de Leal, Carmen Bobes…)
* En
la historia del pensamiento y crítica social además de autores que
trabajan en especialidades concretas (Economía: Ramón Tamanes y Luis Ángel
Rojo; Sociología: Amando de Miguel) destacan estudiosos del pensamiento
español (José Luis Abellán, Elías Díaz) o de la historia cultural de España
(Fernando Sánchez Dragó).
* En
el periodismo de firma, distinto del periodismo convencional, aparecen
colaboradores de la prensa diaria que a menudo publican ensayos o
literatura de creación (Antonio Gala, Francisco Umbral, Juan Cueto, Rosa
Montero…)
* Otros
autores: Manuel García Morente, Xavier Zubiri, López Aranguren, Carmen Martín
Gaite, Vicente Verdú, Salvador Pániker, Javier Gomá...
FERNANDO SAVATER
Profesor de Filosofía en diversas universidades y más tarde
de Ética en la universidad del País Vasco. En su obra se ha dado el fenómeno de
que libros cuyo tema central es la ética se han convertido en
best-sellers: Ética para Amador (1995) y El contenido de la
felicidad (1996). En su obra ha dado a conocer sus opiniones en
temas como los nacionalismos, la naturaleza, el poder o las posibilidades
renovadoras de la democracia. Ha participado en todas las polémicas políticas,
culturales y estéticas de los últimos años, con numerosas intervenciones y
artículos reunidos en libros como Apología del
sofista (1973), Escritos politeístas (1975), La filosofía
como anhelo de la revolución (1976) y La piedad
apasionada (1977).
En Nihilismo y acción (1970) y La filosofía tachada (1972),
que representan las primeras demostraciones de su pensamiento irónico y
vitalista, tiene influencia de Nietzsche. En ellas muestra su empeño por
innovar la reflexión de España, obsesión a la que ha sido fiel a lo largo de
toda su actividad periodista y literaria.
Entre sus estudios filosóficos destacan La
tarea del héroe (1982, Premio Nacional de Literatura) y Invención de
la ética (1982). Son dos obras complementarias en las que expone las
cuestiones fundamentales de su pensamiento ético, la exigencia de la
no-instrumentalización del hombre y la afirmación de la capacidad de elección
humana, a pesar de la presencia de instancias como la fatalidad o el azar.
Además refleja interés por desentrañar la ética de sus engañosos vínculos con
la moral. Publicó también Catón, un republicano contra César, Ética
para Amador y Política para Amador.
Es, además, uno de los analistas políticos más
conocidos en España. Sus interpretaciones de las situaciones políticas se
han recogido en varios libros, entre los que destacan: Impertinencias y
desafíos (1981) y Contra las patrias (1984). Por otra
parte, Para la anarquía (1977) y Panfleto contra el
Todo (1978) se han convertido en dos clásicos del pensamiento político español
contemporáneo.
Retoma y propone la narración fantástica, y la historia de
los contenidos éticos y heroicos a través del análisis de autores y personajes
como Julio Verne, Sherlock Holmes o Jack London. El salto definitivo hacia
la novela propiamente dicha, lo da con Caronte
aguarda (1981), narración policiaca que mezcla una trama personal con una
conspiración política y que constituye una meditación sobre las formas del mal,
el delito y la venganza. El dialecto de la vida (1985) trata de la
amistad de un escritor maduro y un joven fotógrafo durante un viaje siguiendo
las pistas escocesas de R. L. Stevenson. Entre sus obras
teatrales destacan Juliano en Eleusis (1981), Vente a
Sinapia (1983) y Guerrero en casa (1992)
En junio de 2009 fue el principal impulsor, junto con
otros veinte intelectuales (entre los que destacan Carmen Iglesias, Mario
Vargas Llosa y Álvaro Pombo) del Manifiesto por la lengua común. Este
Manifiesto reivindica el derecho de los ciudadanos de toda España a
recibir su educación e interactuar con la Administración en lengua castellana.
En abril de 2013 fue considerado como uno de los 65 pensadores más influyentes
del mundo por la revista británica Prospect, especializada en política y
economía.
Pensamiento y estilo
Se define como un “filósofo de compañía”, su
filosofía es ilustrada, su forma de expresión es polémica y sus opiniones son,
a menudo, contracorriente. El estilo agudo e irónico se aprecia en sus
artículos periodísticos, el género que más le gusta escribir. Siguiendo a
Spinoza, defiende una ética del querer en contraposición a una ética
del deber. Los seres humanos buscan su propia felicidad de una manera natural y
la ética ayuda a clarificar esta voluntad y mostrar las formas de su
realización. Por tanto, la ética no debe juzgar las acciones por criterios abstractos
y ajenos a la felicidad propia.
(Extraído de aquí)
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