La escritura epistolar. Antes y ahora
A pesar de las semejanzas,
percibimos el correo electrónico como un mensaje distinto dado que lo colocamos
en un espacio virtual con una recepción inmediata y, por lo tanto, sus
características son diferentes.
En el correo electrónico
acortamos los textos – dedicamos menos tiempo, tanto para su escritura como
para su lectura –, los mensajes son más cortos pero también más numerosos.
Con el paso de los años y la
utilización constante del correo electrónico, hemos ido autoadquiriendo
licencias gráficas, principalmente en los correos personales. No repasamos lo
que escribimos y los errores que pueden cometerse al escribir en el teclado no
se tienen demasiado en cuenta, ni siquiera si se trata de las denominadas
«faltas de ortografía graves», aunque insistimos en la mala imagen que se da al
cometerlas, aunque sea en un contexto coloquial.
Intentamos comunicar rápidamente
y la importancia se centra en el contenido del mensaje y en lo que queremos
expresar. Precisamente por ello, y para enfatizar nuestro estado de ánimo y
establecer una comunicación personal más íntima, repetimos constantemente
ciertas grafías, las reduplicamos o alargamos en más de dos pulsaciones, los
puntos, las comas, los signos diacríticos tienden a reducirse, y los
interrogantes, las exclamaciones y los puntos suspensivos se multiplican para
enfatizar lo que deseamos expresar: «Holaaaaaaa!!!!», «En serio?????», «Bien!!!!
Nos vamos de vacaciooooooones!!!!».
Esta repetición de caracteres ha
sido entendida por muchos autores como un recurso para reflejar en el lenguaje
escrito determinados alargamientos característicos de la expresión oral o bien
para representar el énfasis que se da a una sílaba determinada y, por lo tanto,
a la palabra o al concepto. Hemos adquirido determinados hábitos y licencias
porque el correo electrónico no permite que nuestro interlocutor perciba
nuestro estado de ánimo en tiempo real; el ejemplo más gráfico es el uso de los
emoticonos.
El correo electrónico es mucho
más rápido que el postal, permite acelerar nuestros procesos comunicativos
interpersonales y acceder a un gran número de personas simultáneamente.
Ha facilitado la comunicación y
no ha provocado la desaparición de otros medios de comunicación – como algunos
preveían –, pero sí ha condicionado sus usos. No ha sustituido (al menos no
completamente) ni al fax, ni al teléfono, ni a la carta. La riqueza del correo
electrónico es que también puede utilizarse para escribir un mensaje como si
fuera una carta tradicional. La plasticidad de la herramienta y su asimilación
por parte de los usuarios ofrecen muchas posibilidades: dependiendo del
mensaje, el destinatario, el tema tratado y los objetivos, el empleo de esta
herramienta puede variar.
Por contra, tener miles de
contactos a golpe de clic implica estar expuesto a un bombardeo de mensajes
irrelevantes que pueden mermar nuestra productividad si no sabemos gestionar
correctamente las diferentes direcciones de correo de las que disponemos, los
filtros, las carpetas o la libreta de direcciones.
Enviar un correo electrónico hoy
es una actividad cotidiana, e incluso necesaria tanto en el ámbito personal
como profesional. Llegamos a la oficina y lo primero que hacemos es revisar
nuestro correo, que mantenemos abierto durante muchas horas y consultamos
frecuentemente.
Por qué escribimos correos electrónicos
Hemos sintetizado las razones más
evidentes, pero se podrían añadir muchas más, dependiendo del usuario:
1.- Es el medio nuevo más
popular.
2.- Ha traspasado generaciones.
En un porcentaje alto es el único sistema de comunicación de internet utilizado
por personas mayores de 50 años.
3.- Es menos intrusivo que la
mensajería instantánea o las llamadas telefónicas. Sigue siendo el medio más
útil para dar el primer paso en el establecimiento de la comunicación con un
desconocido.
4.- Permite, de manera sencilla,
mantener diferentes direcciones de correo electrónico que determinan un primer
filtro en nuestros contactos. Según el perfil, nos relacionamos con la persona
u organización desde una dirección u otra, definiendo en gran medida nuestra
relación y facilitando el archivo y el control de nuestras conversaciones y comunicaciones.
5.- La facilidad de uso y el
aumento de su capacidad año tras año lo convierten en una de las mejores
opciones para compartir archivos.
6.-Es posible llegar a una o
miles de personas con un solo clic.
7.- Su versatilidad. El correo
electrónico puede utilizarse como una carta, pero también como un sistema para
compartir archivos, para mantener una conversación rápida –mensajería
instantánea– y como una plataforma para gestionar la agenda.”
El silencio
A veces se nos olvida que no
todos los correos electrónicos merecen o deben tener respuesta. No hay que
responder a los que solo tratan de informar, ni a los correos comerciales, ni a
algunas invitaciones (si no lo piden expresamente), ni a los insultos o
amenazas…
Por ello, es una forma de
cortesía añadir las palabras «No reply» o «No se requiere respuesta», para
advertir al receptor de que no se sienta obligado a responder, y que incluso,
en caso de responder, es probable que su respuesta no sea tenida en cuenta.
Con respecto a este tema, es
preciso tener en cuenta que en ocasiones puede considerarse una falta de
educación tardar mucho en responder. En el caso de que no tengamos la respuesta
y vayamos a tardar en contestar, lo ideal es enviar un mensaje al emisor avisando
de la recepción del correo.
Otro tema es el silencio
provisional, es decir, tardar un poco más de lo normal en responder a un correo
electrónico cuando es necesario meditar la respuesta, por ejemplo porque nos
hayamos sentido heridos u ofendidos con un mensaje recibido; ante una situación
difícil es preferible no responder en caliente sino, meditar la respuesta con
calma.
Elementos del correo electrónico
Es habitual pensar mucho las
palabras adecuadas para el cuerpo del mensaje o para el saludo inicial, pero se
presta poca atención a las partes que involucran a nuestros destinatarios. Los
usuarios tenemos a nuestra disposición decenas de opciones en nuestros correos
que finalmente no se utilizan o se usan erróneamente. A continuación se
analizan la función y la utilidad de los principales campos que completamos
cuando escribimos un correo electrónico.
Para
En este campo debemos incluir los
contactos a los que consideramos como destinatarios principales de nuestro
mensaje. Si incluimos a mucha gente, se reduce el carácter exclusivo del
mensaje, nadie se siente obligado a responder y es probable que no obtengamos
respuesta de ninguno.
Por otro lado, no debemos repetir
un mismo contacto. Algo muy habitual es remitir un mensaje a varias direcciones
de correo de una misma persona, por lo que será «interrumpida» varias veces con
el mismo mensaje.
Es fácil molestar a quien no le
interesa o no le incumbe el mensaje incluyéndolo en el mismo, y es posible que
el destinatario nos bloquee o simplemente nos ignore cuando reciba un correo
nuestro si insistimos en enviar temas que no le interesan. Por lo tanto, antes
de enviar un mensaje asegurémonos de que el correo es Para los que están incluidos.
Un error muy común, provocado por
el autocompletado que ofrecen muchos sistemas de correo electrónico cuando se
responde a un mensaje, es usar el campo Cc como el de Para y viceversa. Para diferenciarlos
hazte estas preguntas: ¿A quién va dirigido el mensaje? (Para) y ¿quién quieres que simplemente
conozca el mensaje? (Cc).
Cuando se comparte un mensaje con
varios destinatarios es preciso ser consciente de que se están haciendo públicas
las direcciones de personas que puede que no deseen que otros las conozcan. El
lado positivo de esta mala práctica es que con largas listas de contactos se
puede actualizar la agenda con nombres que hubieran sido difíciles de obtener
por otro camino. Hay que tener cuidado con los nombres que se asocian a los
contactos en la agenda. Muchos servicios de correo electrónico muestran, además
de la dirección del contacto, el nombre que el remitente del mensaje le ha dado
a esa dirección al incluirlo en la agenda de contactos. Lo recomendable es
asociar la dirección con el nombre y apellidos de la persona, o, si procede,
con el nombre de la empresa, pero no con apodos, nombres de pila o
calificaciones añadidas que pueden llevar a que se produzcan ejemplos como el
siguiente:
Para: «el tío bueno de ojos
azules»
Cc: «jefazo»
Asunto: Resolución oferta de
trabajo
De: rrhh@despachodeabogados.com
Buenos días,
Tras valorar su excelente
currículum, nos gustaría incorporarle a nuestra compañía. Próximamente le convocaremos
para la firma del contrato.
Atentamente,
Sra. González (RR.HH.)
Cuando enviamos un mensaje a
varios contactos podemos ordenar su inclusión en él por jerarquía, interés o
responsabilidad en el tema tratado, por puro orden alfabético o por grado de
confianza.
Se recomienda enviar el mensaje a
la mejor dirección y en el momento del día óptimo para que este tenga más
probabilidades de ser leído y sea respondido de la manera más eficaz.
La mayoría de los usuarios de
correo electrónico tiene varias direcciones, y algunas de ellas ya no se usan o
solo en momentos del día diferentes. El tipo de mensaje debe ser apropiado al
uso que nuestro contacto le da a cada dirección (personal, profesional, de
empresa, universidad…). Es lógico pensar, por ejemplo, que, si le enviamos un
mensaje al correo de la universidad a un profesor un sábado por la noche, las
posibilidades de que nos conteste son menores que si lo hacemos un martes por
la tarde cuando sabemos que no tiene clase y está en su despacho. A veces se nos
olvida que las rutinas de trabajo y tiempo libre son bastante similares, por lo
que no es tan difícil acertar.
Por otra parte, el nombre de la
dirección puede decir muchas cosas. Informa sobre la persona (no es lo mismo
migueldecervantes@hotmail.com que miguel@hotmail.com, o que
elmancodelepanto@hotmail.com), sobre una organización o empresa a la que
perteneces (migcer@upv.es), e incluso puede dar pistas sobre el cargo o el
departamento departamento (redaccion@quijote.com).
Cc (Copia de carbón o Con copia)
El Cc corresponde al inglés carbon copy,
que hemos venido a traducir como copia de carbón, pero que realmente hace
referencia a los papeles de calco, es decir, a duplicar la información al
escribir en una hoja con este sistema. En el correo electrónico, en el campo de
Cc se
incluyen aquellos contactos que queremos que conozcan el contenido del mensaje,
pero que no son el destinatario principal de él. Tiene menos compromiso de
respuesta que el Para
y posiblemente menos responsabilidad en el tema tratado.
Cabe recordar que los contactos
de este campo son visibles para el resto de los destinatarios; son como
testigos que pueden intervenir en la conversación. Muchos usuarios se sienten
en la obligación de responder cuando reciben correos como Copia de carbón y en
muchos casos no es necesario. Por lo tanto, no es suficiente con pensar a quién
se quiere incluir en la conversación, sino qué papel se desea que desempeñe en
ella.
Además, los papeles que adoptamos
no son eternos. Un contacto no tiene por qué estar en Cc durante toda la conversación. Una vez
se comprueba que su inclusión no es necesaria, se puede (incluso se debe)
eliminar para evitar molestias o que reciba información que ya no le compete.
Por otro lado, si finalmente cobra relevancia su papel, puede ser añadido en Para elevando su
estatus en la conversación.
Conocer bien cada campo es
fundamental tanto a la hora de asignar uno u otro al destinatario como cuando
es necesario interpretarlos. Por ello es conveniente advertir a los
destinatarios del campo Para
(incluso pedir permiso antes) de que se agrega a gente en la conversación. Y lo
mismo con las propias personas que se van a incluir, puede ser molesto estar en
conversaciones en las que no se tiene por qué estar.
Cco (Con copia oculta)
La Cco
(Bcc en inglés: blind carbon copy) es la fórmula más peligrosa para incluir a
alguien en la conversación. Se le añade en el envío del mensaje y recibe una
réplica del correo electrónico que se manda a otra u otras personas sin que los
destinatarios lo sepan. Es muy tentador incluir a contactos en Cco, pero es
preciso tener en cuenta la razón por la que no se quiere que se sepa que esa
persona está informada.
No es recomendable hacerlo dentro
de una empresa u organización, ya que no es adecuado hablar a espaldas de
compañeros o mandos superiores y/o inferiores. Puede ser útil para incluir a un
compañero o jefe de departamento cuando se envía un mensaje a un jefe superior,
demostrando así la confianza en la persona, y también para que los compañeros o
jefes conozcan el desarrollo de un proyecto a través de las conversaciones
mantenidas con un cliente.
Los problemas pueden surgir
cuando alguien a quien se envía un Cco contesta con Responder a todos: tanto su respuesta,
que puede ser despectiva o «demasiado» sincera – ya que él cree que solo está
respondiendo a su remitente de confianza –, como el hecho de que estaba
incluido de manera oculta en la comunicación quedarán expuestos a todos.
Responder, Responder a todos, Reenviar
No es lo mismo Responder que Responder a todos.
Si se responde a todos se puede estar compartiendo una información con
contactos que uno mismo, el remitente principal o los destinatarios no quieren
que reciban. Y un fallo muy habitual en correos entre varios contactos es Responder solo a
la persona que envía el correo electrónico dejando sin respuesta al resto de
los miembros de la comunicación incluidos en la conversación, lo que supone una
pérdida de información y de tiempo.
Para evitar malentendidos y
posibles problemas existe la alternativa de Reenviar. Toda la conversación se
comparte con un tercer contacto. Por ello, en caso de hacerlo, siempre hay que
advertir a los contactos previos con quién se comparte la información e incluso
es recomendable preguntar y pedir permiso – recordamos que la conversación,
independientemente de quién la haya iniciado, es de todos los participantes –. Esto
mismo es aplicable para la acción de reenviar archivos adjuntos.
Si se reenvía o continúa una
conversación, no es aconsejable cambiar lo escrito anteriormente por los otros
interlocutores. Se puede modificar algo el texto, pero asegurándose de no cambiar
el sentido del mensaje.
No olvidar que cualquier mensaje
o archivo puede ser reenviado ayuda a mantener la prudencia a la hora de
compartir información y opiniones. El texto y el significado de un correo
electrónico son muy fácilmente manipulables; se puede editar el texto
cambiando, eliminando o añadiendo nuevas frases sin dejar rastro. La
información que se quiere preservar es preferible enviarla como adjunto en PDF.
Otro problema en las respuestas
del mensaje surge por la propia naturaleza del correo electrónico como medio
rápido y casi inmediato. La mayoría de los servidores permiten la opción de que
la respuesta a los mensajes aparezca en el orden cronológico de una
conversación: el último mensaje queda al final; sin embargo, esperamos verlo al
inicio del mensaje, nada más abrirlo, e incluso nos resulta molesto tener que
desplazarnos hasta el final para leerlo. Actualmente, estamos acostumbrados a
que la última respuesta aparezca la primera.
Otro modo de responder es
intercalar el texto en el mensaje original después de cada párrafo o tema
tratado. En este caso es recomendable avisar a la persona de que se ha
respondido de este modo e incluso hacerlo visible cambiando el color del texto
o usando la cursiva. Y aún podemos complicar más nuestra comunicación si el
mensaje se alarga y las respuestas se suceden; es más adecuado iniciar de nuevo
un mensaje electrónico e incluso cambiar el texto del Asunto.
Por último, es conveniente no
abusar de la solicitud automática de confirmación de recepción porque resulta
pesado y no garantiza al emisor la lectura de su correo.
Asunto
Es la parte más importante del
mensaje. En unas pocas palabras hay que ser capaz de resumir el contenido u
objetivo de un correo electrónico. Es el campo que sirve para contextualizar el
mensaje y elaborar una hipótesis sobre su contenido de manera rápida y concisa.
En los ambientes laborales, en los que se valoran enormemente los
procedimientos que ayudan a ganar tiempo, la funcionalidad del Asunto como
resumen del texto se prioriza, dado que los correos electrónicos además pueden
conservarse como registro de la actividad.
Debe reflejar el contenido
completo del correo, procurando dar la mayor información posible sobre el mismo
al interlocutor. Es necesario huir de lo general y lo retórico, y centrarse en
lo específico y descriptivo. Un Asunto como «Resumen reunión con dto. Marketing» es más
aclaratorio y útil para el remitente que otro en el que solo ponga «Reunión».
Los correos se amontonan en la
bandeja de entrada y la única manera de que un mensaje destaque y sea
considerado prioritario es ofrecer la línea de Asunto más completa, dar todas las
pistas posibles al que lo recibe para que decida, con solo leer el Asunto, si
abre o no nuestro mensaje.
Por otro lado, no hay nada más
molesto y decepcionante que abrir un mensaje cuyo Asunto incluye las palabras «urgente»,
«atención» o «importante», y que luego sea una broma o mucho menos
trascendental de lo apuntado, sobre todo en los correos profesionales. La
primera consecuencia de generar expectativas falsas de esta forma es que la
atención que se preste a tus correos electrónicos se reducirá drásticamente.
También es recomendable
actualizar el texto del Asunto.
Es habitual que una conversación se inicie tratando de una venta y se termine
hablando del último informe de Recursos Humanos. Y del mismo modo, cuando se
cambie de tema, o este haya caducado, es preferible iniciar un nuevo mensaje
con un Asunto
diferente y no abusar de la opción Responder.
Archivos adjuntos
Antes de adjuntar nada hay que
pensar si es necesario hacerlo. Es posible que la información del adjunto se
pueda incluir en el propio bloque de texto del correo electrónico, o bien
facilitando un enlace del contenido alojado en la web o compartiendo un
documento en línea almacenado en la nube (en informática, es el espacio de
almacenamiento en un servidor informático centralizado al que el usuario sube
archivos: imágenes, documentos o vídeos, y al que se puede acceder desde
cualquier dispositivo con acceso a internet).
Para enviar adjuntos que «pesen»
poco y no tener problemas con fuentes o imágenes, es recomendable enviar
archivos en PDF; y para los vídeos y las fotos, abrir cuentas en repositorios,
como Flickr o Youtube, o alojarlos en un servidor propio, para poder compartir
estos contenidos a través de enlaces incluidos en los correos.
Es aconsejable enviar adjuntos
que «pesen» lo menos posible y en formatos habituales y universales para que
puedan ser abiertos sin problemas.
Comienzos y finales
El saludo inicial es clave para
establecer la relación que se tiene, o se quiere tener, con el interlocutor.
Debemos valorar a quién o quiénes nos dirigimos; este primer paso puede ser
decisivo para establecer el tipo de comunicación.
Es conveniente fijarse en cómo se
dirigen a nosotros y, en la respuesta, emplear la misma fórmula. Si para el
destinatario somos el Sr. López, no será muy cortés dirigirnos a él como
Pepito. Por cierto, cuando se rebaja el nivel protocolario y se establece el
tratamiento cercano con tuteo o nombre de pila, ya es difícil y poco
recomendable volver al tratamiento formal (con, por ejemplo, Sr. o Sra.).
«Estimado», «Querido» o simplemente «Buenos días» pueden ser comienzos apropiados,
e incluso se puede prescindir del saludo o comienzo (especialmente entre
personas cercanas), sobre todo cuando se usa el correo electrónico como chat,
en una conversación activa que no requiere un inicio y un final.
Es preferible presentarse al
inicio del mensaje si es la primera vez que nos comunicamos con alguien o lo
hacemos muy de vez en cuando, de manera que nuestro destinatario pueda
identificarnos por nuestro nombre o por el papel que cumplimos en la
comunicación: cliente, compañero de empresa, proveedor, alumno, amigo de un
amigo… En definitiva, debemos asegurarnos de que el destinatario nos
identifica. Por otro lado, y dado que la dirección de correo electrónico puede
no informar de quiénes somos, además de la presentación, es conveniente
utilizar la firma.
Con las despedidas y los saludos
finales ocurre algo similar. «Atentamente», «Saludos», «Un abrazo»… suelen ser
las expresiones más adecuadas y pocas veces fallan. El correo electrónico ha
contribuido a la eliminación frecuente de las fórmulas de cortesía al principio
y al final de los mensajes por la brevedad de los textos, por lo que es
conveniente no utilizar saludos caducos o excesivamente formales como «Muy
señor mío» o «Su seguro servidor".
No podemos olvidarnos de los
agradecimientos. A todos nos gusta ver reconocido nuestro trabajo y el tiempo
empleado en él. Sin embargo, es recomendable ser precavidos y no exagerar ni
alargar excesivamente el intercambio de agradecimientos.
La firma cierra el mensaje y es
un elemento importante. Si el remitente ofrece suficiente información en la
dirección de correo y el cuerpo del mensaje, ya estará identificado. Podemos
utilizar la firma que tengamos configurada en el sistema de correo y que
aparece por defecto, o usar un tipo cada vez, dependiendo de la relación que se
establezca con la persona a quien escribimos.
Es muy útil incluir un bloque de
firma, la mayoría de los servicios de correo electrónico permiten
personalizarla e incluirla automáticamente. Entre otros datos, el bloque de
firma suele incluir:
Nombre completo de la persona y
cargo que desempeña en la empresa.
Nombre de la organización.
Teléfono y correo electrónico de
contacto.
Dirección postal.
Logo y página web de la empresa.
Cada vez es más habitual incluir
enlaces de las cuentas en redes sociales de la empresa y el firmante.
Cuidar la escritura
Con el correo electrónico se
suele escribir más que antes y, por tanto, es importante cuidar la forma y el
estilo: en muchas ocasiones es la primera imagen que proyectamos de nosotros
mismos hacia los demás. Por muy bueno que se sea en el desempeño del trabajo,
un correo electrónico lleno de faltas de ortografía (¡cuidado con los
correctores y traductores automáticos!), un uso innecesario de mayúsculas, una
gramática o sintaxis incorrectas o un léxico pobre pueden desgastar la buena
imagen que el trabajo proporciona. Y las excusas de la premura, la gran
cantidad de correos que hay que escribir y la «manga ancha digital» que se nos
presupone a todos en los nuevos medios no son válidas. Hay que procurar escribir
lo mejor posible.
También es conveniente recordar
que lo importante es que se lea y se comprenda el mensaje. En demasiadas
ocasiones el uso de un tipo de fuente particular, el subrayado, los tamaños de
letra o los colores pueden desviarnos de esta premisa y volverse en contra
nuestra. Es mejor no abusar; muchos usuarios no tienen configurada la lectura
de correo para aceptar colores, tipografías y tamaños de letra, por lo que
perderán esa información. También ocurre con la lectura en algunos dispositivos
móviles, solo nos presentan el texto, obviando la maquetación.
Por otro lado, el esfuerzo que
requiere en ocasiones la descodificación de las abreviaturas y palabras
cortadas de los mensajes cortos de teléfonos móviles (SMS) no debe trasladarse
a los correos electrónicos. El empleo de este sistema de eliminación de letras
sin pérdida, en principio, del significado de la palabra no se justifica en el
correo, debido tanto a la no limitación del número de caracteres por mensaje
(en los SMS suele ser de 160) como a que solemos encontrarnos ante un teclado
informático que favorece la correcta escritura y a que un correo electrónico no
se redacta con la familiaridad y urgencia del SMS.
Algunas recomendaciones para
redactar los mensajes de un correo electrónico son las siguientes:
1.- Escribir negro sobre blanco.
Determinados colores tienen su significado (el azul es el más habitual para señalar
hiperenlaces y el rojo para corregir) y escribir en muchos tonos puede distraer
y entorpecer la lectura.
2.- Tamaño de fuente del 12. Es
el que usan por defecto la mayoría de los servicios.
3.- Evitar las mayúsculas, ya que
cuando las empleamos ESTAMOS CHILLANDO.
4.- No abusar de las negritas y
las cursivas, para que no pierdan su excepcionalidad.
5.- El subrayado puede confundirse
con un hipervínculo.
6.- Escribir con fuentes comunes
que puedan ser reconocidas por cualquier sistema.
7.- Un correo de más de 50 líneas
(tres párrafos) se considera excesivo. Si realmente necesitamos más extensión,
quizás sea conveniente enviar un adjunto y resumir en el bloque de texto del
correo electrónico la información que se adjunta. Dedicamos mucho tiempo al
correo, pero la saturación actual hace que leamos los mensajes rápidamente e
incluso mientras estamos realizando otras actividades. Escribamos mensajes
concisos, claros y escuetos.
8.-Los emoticonos son una
representación gráfica del tono o carácter del que queremos dotar a nuestro
texto. Son muy populares y su uso es constante entre la mayoría de los
usuarios. Dicho esto, no debemos abusar y es recomendable no recurrir a ellos
en ambientes profesionales o con personas con las que no tengamos suficiente
confianza.
9.-Gramaticalmente hay dos reglas
básicas: la redacción sencilla, corta y repetitiva da énfasis a lo que
escribimos; y las frases complejas, llenas de oraciones subordinadas, variando
el ritmo, suavizan el mensaje.
10.- El mal uso de la puntuación
puede dificultar la lectura del texto o directamente cambiar el significado de
una frase.
11.- Es conveniente tomarse el
tiempo necesario para valorar el listado de personas a las que se envían
correos largos y/o personales; se puede incluir la palabra EXTENSO o LARGO para
que los destinatarios decidan si lo leen en el momento de recibirlo o más tarde.
Las emociones
La escritura, y por ende el
correo electrónico, es una gran transmisora de emociones. Es fácil dejarse
llevar por los estados de ánimo de cada momento o volcar los propios
sentimientos en la pantalla blanca, pero es preciso tomarse el tiempo necesario
y valorar una serie de elementos a la hora de escribir.
Lo ideal es evitar escribir
enojado, es difícil ser justo y realista movido por la ira. Por tanto, si lo
hacemos, tenemos que sopesar si el posible daño directo y colateral merece la
pena. Una buena solución puede ser avisar a la otra persona de que no estamos
de acuerdo en algo y que lo conveniente es concertar una cita para aclararlo
personalmente. O, como habíamos mencionado anteriormente, dejar pasar un tiempo
prudencial para apaciguarnos y responder más fría y objetivamente.
Debemos tener la capacidad de
entender las cosas en su justa medida, ya sea como emisor o como receptor. En
este caso, los correos que persiguen provocar al destinatario no deben
responderse, o al menos no en el mismo tono agresivo, para no continuar o
aumentar la provocación.
El sarcasmo es otro de los
recursos que deben emplearse con cautela en un correo electrónico, especialmente
en el entorno profesional. No todo el mundo tiene la capacidad o la información
necesaria para comprender la intención sarcástica o irónica en la comunicación
escrita, es probable que el destinatario no nos conozca lo suficiente para
captar nuestra intención, y si a esto añadimos que no puede vernos la cara o
los gestos, será difícil que nos entienda.
El spam
El spam o correo no deseado no es
tan antiguo como el correo electrónico, pero tiene ya más de 20 años y todos
los usuarios alguna vez lo han recibido, quizás sin saber muy bien de qué se
trataba. Los spams son correos electrónicos no solicitados que se envían
masivamente para ofertar o despertar el interés de un producto o servicio. Nada
tienen que ver, por tanto, con el boletín o el correo comercial, al cual nos
suscribimos por voluntad propia. En este caso el remitente es totalmente
desconocido o, incluso, puede no existir, el correo nos supone una molestia
porque no lo hemos solicitado y el asunto suele ser engañoso y nada tiene que
ver con el contenido.
Pero ¿qué significa realmente
spam? La palabra spam es la abreviatura de Spiced Ham, un producto de carne
enlatada de muy baja calidad que llegó a Estados Unidos en 1937. Por su precio,
alcanzó una rápida difusión en el mercado americano. La cima de su popularidad
fue retratada cómicamente en un sketch del grupo británico Monty Python en
1970: un grupo de vikingos entra en una cantina británica y trata sin éxito de
pedir una combinación de alimentos que no incluya spam, es decir «algo no
deseado». Esta palabra, aquella carne de cerdo barata, inspiró a Joel Furr para
bautizar el envío masivo de información no solicitada en la red, en marzo de
1993, como spam.
¿Cuál es nuestro gran problema
con el correo no deseado? Que es muy difícil darse de baja de este tipo de
correos electrónicos y cuando se consigue no siempre es efectiva.
Existen filtros automáticos
antispam que están pensados para que no nos lleguen mensajes indeseados; los
podemos configurar en nuestro sistema de correo electrónico de forma que
analicen el contenido de los mensajes buscando, por ejemplo, palabras como
rolex, viagra o sex (típicas en mensajes no deseados) y que no nos llegue
ningún correo que incluya estas palabras, o que directamente lo envíe a la
basura. En ocasiones esta medida supone un problema, porque también se eliminan
mensajes que pueden no ser spam.
Otra medida es crear listas
negras en las que se incluyen direcciones de correo electrónico que se
consideran emisoras. Se puede configurar el filtro antispam teniendo en cuenta
usuarios concretos, palabras o listas negras.
Como hemos visto, son millones
los que circulan diariamente por la red, y se pueden clasificar en diferentes
categorías:
1.- Spam con fines comerciales.
Son los pioneros y tratan de ofrecer algún producto o servicio a un precio
inferior al del mercado. Algunos violan las leyes de propiedad intelectual, las
patentes o las normativas sanitarias.
2.- Los bulos. Son mensajes con
un contenido falso o engañoso que se envían de forma encadenada y, además, nos
piden que prosigamos la cadena de envío. Son mentiras sobre injusticias
sociales o bulos atractivos sobre fórmulas para conseguir el éxito en nuestra
vida. Cuidado con estos mensajes porque buscan captar direcciones de correo
electrónico para utilizarlas posteriormente.
3.- Spam con fines fraudulentos.
Puede utilizarse para realizar estafas cibernéticas.
El correo electrónico y los nuevos dispositivos móviles
Como veíamos en capítulos
anteriores cada vez es más habitual leer y escribir correos electrónicos desde
teléfonos o tabletas digitales, por lo que, si no es posible hacerlo de manera
completa porque no estamos en la oficina, es incómodo escribir un texto extenso
o la velocidad de conexión impide abrir un archivo adjunto, se puede responder
brevemente avisando al remitente de la recepción de su mensaje y de la
intención de responder a él de manera extensa en cuanto sea posible.
El uso del llamado lenguaje SMS,
es decir, una mezcla de abreviaturas, acrónimos, comunicación no verbal
taquigráfica, emoticonos y faltas de ortografía, no es recomendable en los
mensajes de correo electrónico, a pesar de que se crea que la utilización del
teléfono móvil puede eximir de la corrección que se exige en el correo
electrónico.
A semejanza de los servicios de
mensajería instantánea, se ha extendido la modalidad de usar la línea de Asunto como
mensaje único (sin escribir en el cuerpo del mensaje) cuando hacemos uso del
correo electrónico desde el móvil. En este caso es recomendable escribir «Fin
del mensaje» en el propio campo del Asunto para que el receptor no tenga que
abrir el mensaje.
Catorce claves para el uso del correo electrónico
1.- Aunque es el medio de
comunicación más generalizado, la redacción y envío de correo electrónico
requiere atención para lograr la máxima eficacia. Todos los elementos tienen su
importancia.
2.-¿Quién es el destinatario de
tu mensaje? Comencemos por conocerlo. Debes enviar el correo a la mejor
dirección – evita repeticiones – y piensa cuál es el momento óptimo del día
para hacerlo.
3.- En el campo Para, solo deben
aparecer los destinatarios principales. Reserva el campo Cc para el resto de usuarios que deban
conocer el mensaje.
4.- Al contrario que en los
campos anteriores, Cco
funciona como una copia oculta. Utiliza esta fórmula con cuidado, sobre todo
combinada con Responder a
todos. Cco
es adecuada para garantizar la privacidad de los datos o para mantener a
ciertos “destinatarios al día de las novedades de un proyecto.
5.- Dedica tiempo a organizar tu
agenda de contactos. Si completas correctamente sus datos, además de usar
carpetas y filtros para ordenarlos, facilitarás su búsqueda futura y evitarás
posibles malentendidos. En ese sentido, mejor evitar la opción de
Autocompletar.
6.- Si el correo electrónico es
parte de una conversación, utiliza Responder para dar respuesta al
destinatario principal. Si seleccionas Responder a todos, tu mensaje llegará a
la totalidad de destinatarios. En cambio, si deseas incluir a nuevos contactos,
tu opción debería ser Reenviar
el mensaje.
7.- El Asunto es la parte más importante del
correo electrónico. Su función es resumir el contenido del mismo. Por ello es
mejor redactar un texto específico y descriptivo, evitando palabras como importante cuando realmente no son
necesarias. Las novedades también deben quedar reflejadas en el Asunto. Cámbialo
si el tema del mensaje ha variado.
8.- La parte más extensa es el
cuerpo. Aun así, no es recomendable que supere las 50 líneas (tres párrafos) y
debe estar compuesto por textos concisos, claros y escuetos.
9.- Si necesitas enviar más
información, añade un archivo adjunto. El PDF es la opción idónea si no quieres
que sufra modificaciones.
10.- Asegúrate de adjuntar los archivos,
olvidar hacerlo es un error muy habitual, y cerciórate también de que el
archivo no tenga un peso excesivo. En ese caso, es mejor recurrir al uso de
repositorios como Flickr o Youtube. Otra posibilidad es compartir en línea y
trabajar en la nube.
11.- Las prisas o el envío desde
un móvil no deben ser excusa para descuidar la ortografía, la gramática o
incluir un léxico inapropiado. Sobre todo si el correo electrónico tiene un
carácter profesional.
12.- Observa las diferencias
culturales y las normas sociales. Evita sarcasmos y juegos de palabras. La
prudencia es el mejor consejo a la hora de redactar un correo electrónico. En
un ámbito más personal, puedes emplear los emoticonos para trasladar tu estado
de ánimo.
13.- ¡Identífícate! Sobre todo si
es la primera toma de contacto con el destinatario o es un mensaje formal. Las
fórmulas más habituales al inicio del cuerpo son «Estimado» o «Buenos días». Se
puede finalizar con «Saludos» y «Atentamente», junto a una firma que incluya tu
nombre completo, cargo, organización, datos de contacto y enlaces web.
14.- No abuses de los correos
masivos y automáticos. Tus contactos podrían considerarte correo basura o spam.
Otra cosa bien distinta son los boletines de noticias, que dan credibilidad a
un servicio o producto.”
Extraído de Escribir bien en Internet, Mario Tascón, FUNDEU
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